Nuestro respetadísmo ministro de Hacienda se
halla agobiado por nuestro no menos respetado presidente del Gobierno: le hace
falta dinero. Para obtenerlo, el camino más rápido, es la creación de nuevos
impuestos. Pero los impuestos son impopulares. Entonces, ¿qué hacer? Nosotros
le proponemos unos nuevos impuestos magníficos, irreprochables, productivos y
que merecerán el general aplauso: gravámenes sobre los latiguillos, los lugares
comunes y los pleonasmos que cometen cuantos hablan y escriben en este país.
Un impuesto recaerá sobre el latiguillo "en
cualquier caso", que todo el mundo mete en sus discursos por un
quítame allá esas pajas; el segundo, más fuerte si cabe, fue sobre el pleonasmo
"las doce del mediodía" del que tanto abusan los locutores de
radio y televisión; y el tercero sobre "con la que está cayendo".
Para gestionar estos impuestos no designará a la Agencia Tributaria, que es
algo lenta, sino la SGAE. Y buena es la SGAE para que se le escape uno sólo sin
sacarle las mantecas.
Con los impuestos que señalamos, además
gestionados por una organización ajena a la Agencia Tributaria que evitará
nuevas críticas, gracias a las tasas sobre "en cualquier caso",
"las doce del mediodía" y "con la que está cayendo", se
recaudarán cantidades tan enormes que sacarán a España de la crisis. Y no sólo
se conseguirá eso sino que además políticos, periodistas, tertulianos y
compañía, aprendan a hablar y a escribir de una puñetera vez como Dios manda.
Esperamos que el señor Montoro, don Cristobal, no deje caer en saco roto
nuestra sugerencia.
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